Derecho a equivocarse

Tengo dos excusas para escribir este post.

Primera. (La más personal)

Quiero poder escribir libremente.

Sé que me voy a equivocar.

No sólo eso, es que además cambio de opinión con mucha facilidad. (Y me parece bien)

Suelo tener un problema siempre entre la antigua Alicia y la Alicia del presente. La Alicia del presente suele leer a la Alicia del pasado y se suele sentir avergonzada. (Alicia que lee esto, la del presente que sea, discúlpame por hablar en tercera persona, sabemos que no te gusta, a mi tampoco, pero es un recurso majísimo)

Segunda. (La más profesional)

Si estás en un proceso terapéutico, es probable que te equivoques, incluso que se equivoque tu terapeuta.

Equivocarse forma parte de la vida.

(Cuidado que no siempre se aprende de los errores. Por si alguien tiene la tentación de wonderfulear al leerme.)

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